jueves, 11 de diciembre de 2014

Nuevas ideas, nuevas experiencias, nuevo Blog

Ya es evidente que hasta aquí llegué contando mi experiencia inmigrando a Canadá. Luego de 4 años de intentar armar este cuento y de compartirlo, ha llegado la hora de tomar otro rumbo y continuar reinventándome...

Porque de eso se trata la inmigración, de cambiar, de volver a empezar, de encontrar nuevas historias y de contar otro cuento.

Los últimos cuatro años no han sido fáciles, pero al mismo tiempo han sido fascinantes y aunque quisiera contar todos y cada uno de los descubrimientos, anécdotas y peripecias, siento que este ya no es el espacio, ni el tono, ni el plot en el que quiero contarlas.

Sí, esta es una despedida... una despedida a "Canadá, el viaje comienza" pero frescos que la fiesta continúa en un nuevo espacio, que si bien no tiene nada que ver con  inmigración, tiene que ver con transformaciones, con un cambio de piel y de mentalidad.

Durante todo este año he estado trabajando en un nuevo proyecto bloggero que si no les gusta, al menos me está dando la excusa perfecta para contar otro tipo de historias y aprender algo diferente. Se trata de La Ropavejera, un blog en el que exploro (o al menos intento explorar) una de las muchas buenas cosas que he aprendido aquí en Canadá, y es el reciclaje, específicamente el reciclaje textil.

La Ropavejera tiene también su versión en inglés: reFashion Vault, en un intento por llevar mi segundo idioma a un nivel más personal, sacarlo del contexto laboral-cotidiano y volverlo una más de mis expresiones comunicativas -porque... bueno soy comunicadora :)

No estoy segura de si les va a gustar o no, o si visitarán mi nuevo blog con el mismo interés, espero que sí. De todas formas, quiero agradecer a todos y cada uno de los visitantes de este sitio, los que han venido, visto y comentado. Gracias por dedicarle tiempo para leer, gracias por sus preguntas, por sus buenos deseos y hasta sus desahogos.

Gracias por tenerme en cuenta y contarme sus historias también. El blog seguirá abierto, apesar de que ya mi proceso no está vigente y que el sistema de inmigración ha cambiado. Seguramente nada de lo que hay aquí les sirva para llenar su formulario ni para el test de inglés o francés que seguramente tendrán que hacer... pero creo que al menos les quedará la historia de las ansiedades, las alegrías y las angustias que todos experimientamos durante la espera de esa anhelada visa de residente, y les servirá para mantener el sueño vivo y hacerlo realidad.


jueves, 11 de julio de 2013

.: Qué esperar de la etapa de la guardería -o daycare en Canadá

Creo que no solamente pasa en Canada sino en todo el mundo. La adaptacion de los ninos a un nuevo ambiente siempre es dificil. En nuestro caso, DJ, mi hijo, empezó la guardería el 4 de enero de 2013. Para esa época ya había dejado de trabajar en Cossette por las razones que les comenté en el post anterior (recorte de personal). La pérdida del trabajo tuvo su lado "bueno" por no ser pesimista ya que tuve el tiempo y la cabeza suficiente para enfrentar el boleo que se me venía encima.
DJ empezó la guardería un viernes muy temprano. Lo llevamos, mi esposo me dejó con él y le expliqué a la profesora la rutina de DJ. Como toda madre primípara y sobre-protectora, yo le había preparado la super pañalera a mi  hijo con todo lo que creía que podia necesitar, desde sus teteros con agua, formula y chupo hasta almuerzo, merienda y babero en caso de que no le gustara la comida del daycare. La profesora me miró sonriendo, yo creo que pensó que estaba loca. En realidad lo único que habia que llevar era una mantita, los teteros, el chupo, los pañales, la crema antipañalitis y dos muditas de ropa para cambiarlos por si se ensucian. La comida y los juguetes estan incluidos en el servicio.
Luego de las mil y una recomendaciones que le dí a la profesora llegó el momento de partir... obvio que hubo lágrimas de parte y parte, especialmente mías y tuve que irme.
Error #1: Asomarme a la ventana para verlo por última vez en ese día y ver que estaba llorando... con eso tuve para llegar a mi casa a seguir llorando.
Dos dias despues empezo lo duro. DJ Siempre habia sido un niño sano, nunca le habia dado ni una fiebre, tenia una rutina precisa y estaba comiendo bien. Pero a partir del primer día empezó la larga cadena de virus, malestares, achaques, fiebres, mocos, pañalitis trasnochadas y demás. El primer día le dió gastroenteritis o "stomach flu" como le dicen acá. Duró una semana completa en la casa conmigo, empezó con vómitos a la 1 am y duró con diarrea toda esa semana. Luego fue la gripa, luego conjuntivitis o pink eye, luego más gripa, luego otitis o ear infection. En fin, la lista es larga... han pasado casi seis meses y sólo hasta ahora vemos que la frecuencia de las enfermedades ha bajado notoriamente. En las múltiples visitas al médico, el común denominador es: Todos estos achaques tienen que sucederle para que su cuerpecito se inmunice. Lo único que se puede hacer es darles Tylenol o Advil pediátrico para el dolor y esperar a que su propio cuerpo se las vea para defenderse y curarse solo.

Así que padres primerizos y asustadizos como yo, no teman! es normal que todo eso les pase, incluso es mejor que les pase ahora que esperar a que estén mas grandecitos y vayan a la escuela   puesto que allí los virus son más potentes.

Recomendaciones:

-Vacunación al día. Creo que no necesito explicar mucho el tema. Pero lo que si voy a agregar es Este link de la Agencia de Salud Publica de Canada en donde pueden encontrar las tablas de vacunacion para los ninos segun la provincia en la que vivan.

-Para los papás que trabajan. Cuando los bebés se enferman en la guardería, generalmente los llaman para que vayan a recoger a los niños y los cuiden en casa mientras se recuperan o dejan de ser contagiosos. Lo hacen por el bien de los niños y la salud del resto del personal. Es bastante complicado manejar el trabajo y la responsabilidad de los niños cuando se enferman, especialmente en nuestro caso que no tenemos parientes a la mano que nos ayuden a cuidarlos mientras trabajamos. Hay que enfrentar esta realidad y generalmente en las oficinas entienden que uno no puede dejar a los chiquitos abandonados en la guardería. Por eso es importante que en la medida de lo posible ambos se turnen para faltar al trabajo. También es bueno que negocien con el jefe para cubrir el tiempo perdido con horas extra.

-Para las mamás en licencia de maternidad: si van a poner al bebé en la guardería para poder ir a trabajar, traten de hacerlo por lo menos uno o dos meses antes de que entren nuevamente a la rutina  laboral ya que así pueden estar disponibles en el momento en que los chiquitos se enfermen y tengan que llevarselos a casa. Después de dos meses más o menos los chiquitos se enferman menos, empiezan a adquirir más defensas en su cuerpecito y las posibilidades de perder días de trabajo por cuidarlos bajan considerablemente (dependiendo de cada niño, eso varía en cada caso). De todas formas, tengan en cuenta que las enfermedades constants pueden durar todo el primer a de guarderia.

Actualmente DJ ya lleva 6 meses en la guardería y le fascina. No sólo se enferma menos sino que ha aprendido muchas cosas a través de la socialización con otros niños y adora a sus profesoras. Es un cambio drástico tanto para ellos como para nosotros como padres pero encontrando el lugar indicado, la guardería o daycare puede ser una experiencia muy constructiva.

miércoles, 3 de julio de 2013

.: Casi tres años en Halifax, Qué es de nuestras vidas?

En Agosto cumpliremos tres años de haber pisado suelo canadiense, especificamente en la ciudad de Halifax.

De nuestras vidas, un pequeño recuento para compartir:
- Mi esposo ya lleva un año trabajando como Database developer en Maritime Travel, una agencia de viajes.
- En Enero regresé al trabajo después de 13 meses de licencia de maternidad para encontrarme con que ya no tenia puesto :(. Cossette East, la agencia para la que trabajaba tuvo que recortar personal y fui una de las desafortunadas. Fue triste pero también fue una gran oportunidad para mí, los sigo queriendo mucho.
- Dos meses despues de haber perdido mi trabajo por los recortes, empecé a trabajar en SimplyCast, una empresa que ha desarrollado una plataforma de email marketing. En este momento soy la Digital Marketing Specialist... what a fancy title  jejeje
- Mi bebé acaba de cumplir 21 meses. Me parece mentira que haya pasado tanto tiempo! felizmente...
- Hace 9 meses compramos nuestra casita y aunque solo tenemos unos pocos muebles, cada día tratamos de hacer algo para que se sienta el calor de hogar.

Yo creo que ya nos ha llegado la epoca en la que tristemente "perdimos" la fascinación inicial por el país... hemos acomodado nuestras vidas, hemos construido un lugar para nosotros aquí  y nos integramos a la rutina, podemos decir que en gran parte pertenecemos al día a día de la ciudad, aunque siempre faltará un pedacito de nosotros, un pedacito de nuestra historia que nunca podrá encajar del todo. No me malinterpreten! no es que ya no nos guste Canada, al contrario, le damos infinitas gracias a Dios por darnos esta bendición... lo que quiero decir es que ya nuestros ojos tienen otro filtro, ya no vemos con los ojos de inmigrantes, sino con los ojos de residentes. Ahora vemos con más claridad los problemas de esta sociedad, las bondades y los retos que tenemos para conservar el lugar que hemos ganado.

Ojos de residentes... me gusta esa palabra.

miércoles, 29 de agosto de 2012

.: En Canada también se pierde el trabajo, siempre hay que estar preparados.

Recuerdo algunas de mis charlas a la hora del almuerzo con los colegas en la empresa en la que trabajaba en Bogotá. Creo que en ese tiempo trabajaba en Universal Mccann, era casi mitad del 2009 cuando Estados Unidos atravesaba una de sus crisis más dramáticas. Uno de nuestros compañeros que había ido a Miami recientemente nos contaba que se notaba el nerviosismo de la gente frente a la crisis, la cantidad de empleos que se perdían y la baja generalizada en todos los negocios. Era una situación preocupante, obviamente, Estados Unidos es el primer socio comercial de Colombia... pero igual nos reíamos de nuestra propia situación: como siempre estabamos en crisis, nos daba igual porque ya habíamos aprendido a llevar la vida en medio de la "crisis"... es más, si nos preguntan cómo es la vida cuando el país está en una situación "estable", no sabremos ni qué responder... En mi país, aún en crisis la cotidianidad es la misma, la gente sigue haciendo el mercado, sigue comprando carros, sigue estrenando en Diciembre y sigue festejando hasta los bautizos.

En mi caso y en el caso de mi esposo, que crecimos en la "crisis" y que aún así habíamos encontrado ese lugar para ejercer profesionalmente y ganar dinero por ello, llegamos a Canadá con la tranquilidad de saber que  si habíamos sobrevivido en un país del tercer mundo eternamente "en crisis", lo haríamos mucho mejor en este que supuestamente es "Estable". Tal fue nuestra sorpresa cuando, en Enero, ese mes en el que nuestro bebé estaba cumpliendo apenas dos meses de nacido y hacíamos planes para comprar la casa, en ese mes mi marido fue notificado que la empresa en la que trabajaba estaba en bancarrota y él ya no tenía trabajo.

Tengo que confesar que nunca nos habíamos sentido tan vulnerables como en ese momento. Sentimos una angustia terrible ya que jamás nos había pasado algo parecido. Esto suena esperanzador para quienes aún viven en Colombia, pero lo primero que pensé fue: En Colombia aún en crisis siempre tuvimos trabajo, y vinimos a perderlo en la estabilidad de Canadá. 

Al principio suena loco e incoherente pero ahora entiendo cuál es la verdadera estabilidad en Canadá versus la estabilidad en mi país: El sistema. Mi esposo perdió el empleo, es cierto, pero no perdimos el apoyo porque aplicó al seguro de desempleo y le siguió llegando el dinero que necesitabamos para sostener nuestros compromisos. Adicionalmente estaba el ingreso por tener a nuestro hijo que si bien no es mucho, al menos es algo. Gracias al tiempo que mi esposo ya había estado cotizando previamente para el seguro de desempleo tenía derecho a recibir ese salario durante un año. Eso daba suficiente tiempo para buscar otro empleo que estuviera en las mismas o mejores condiciones que el anterior. Así que empezó nuevamente el reto de encontrar empleo en Canadá.

Retomamos la hoja de vida, y volvimos al ruedo. No fue fácil, tengo que admitirlo, volvimos a sentir la angustia de enfrentarnos a un mercado de trabajo algo escéptico con la cuestión de los inmigrantes. Luego de un mes de buscar, lo contactaron de una empresa reclutadora con base en Toronto que necesitaba a un programador en .NET para trabajar desde Halifax. Era un contrato por tres meses, así que mi esposo lo tomó mientras tanto. No pagaban mal pero como era un contrato freelance, ellos no hacían la deducción de los impuestos, así que nos tocó a nosotros averiguar cómo se hacía y asumir el proceso para pagarlos.

Mientras tanto, la búsqueda de empleo dió resultado: un ex-compañero de trabajo de mi esposo lo contactó con el jefe del área de sistemas en una agencia de viajes: Maritime Travel. Mi esposo hizo la entrevista y obtuvo el empleo. Lo mejor de todo fue que lo esperaron el mes que le hacía falta para terminar el contrato con la empresa de Toronto para arrancar con ellos.

Pasamos el susto, pero superamos el reto nuevamente...

lunes, 27 de agosto de 2012

.: Tratando de volver al ruedo

Tengo que admitir que el blog me ha hecho una falta terrible! todavía no sé cómo he podido sobrevivir sin escribir durante tanto tiempo... o bueno me corrijo, sí sé cómo pude sobrevivir: viendo reír a mi bebé! En estos nueve meses han pasado muchas cosas, hemos tenido que tomar muchas decisiones, también hemos trasnochado mucho pero también nos hemos divertido como locos.

Espero aprovechar al máximo los poquitos instantes en que mi bebé duerme o se distrae solo para abrir nuevamente mi corazón y mover mis dedos porque ahora más que nunca necesito catarsis.

Comienzo contando que ya negociamos la casa y esperamos con ansiedad el "Closing Date" para que nos entreguen las llaves. Cada vez que pienso en esto se me crece el corazón y se me aguan los ojos de sólo pensar que por fin vamos a poder dormir bajo nuestro propio techo. Al mismo tiempo pienso con mucha nostalgia que siempre había soñado con inaugurar mi casa haciendo una fiesta con toda mi familia. Pero bueno, tengo el consuelo de que por lo menos mi mamá podrá venir a conocerla el próximo año y que mi hijo va a crecer en un lugar muy especial.

Hace una semana fui de visita a la oficina donde trabajo. Digo oficina porque se mudaron. Antes ocupabamos un piso entero en un edificio y hoy en día la empresa se ha reducido a unos cuantos empleados. Gracias a Dios estoy incluida y mi puesto de trabajo está ahí esperandome, sin embargo, no puedo evitar sentirme rara, algo alarmada... en fin... volviendo al tema de la visita, fui a reconfirmar la fecha en que debo reintegrarme. Supuestamente mi licencia de maternidad finalizaba el 12 de noviembre (un año y una semana después de tener a mi bebé) y ese día debía volver a trabajar, pero me encontré con la sorpresa que tengo 30 días hábiles de vacaciones acumuladas que no puedo aplazar para el año que viene así que, haciendo las cuentas, mi regreso al trabajo se extendió dos meses más... volveré en enero del 2013, Qué tal esto? Salí literalmente brincando en una pata con la noticia.

Eso quiere decir más tiempo para mi chiquito, para disfrutar mi casa y para re-pensar mi vida y lo que quiero hacer con ella, tengo mucho material para trabajar pero necesito alinear muy bien mis herramientas para sacar el mejor resultado posible.

Por fa ténganme paciencia, estoy preparando unas cuantas entradas más específicas para contarles muchas cosas más... es hora de darle el almuercito a DJ, más tardecito vuelvo! como siempre un abrazo!

domingo, 5 de febrero de 2012

.: Mi experiencia con el sistema de salud en Nova Scotia

Sin duda una de las cosas que más nos atraen a la hora de tomar la decisión de emigrar a un país desarrollado son los beneficios de un sistema de salud mucho más organizado que en nuestros países. Al llegar a Canadá, a muchos los toma por sorpresa que el sistema no es del todo perfecto y tiene sus falencias. Incluso los propios canadienses se quejan de ello. Yo sólo he vivido en la provincia de Nova Scotia desde que llegué y no puedo hacer comparaciones (dado que cada provincia es la que administra/organiza su propio sistema de salud) pero sí puedo hablar de mi experiencia aquí, tomando como tema central mi embarazo.

Aquí en Nova Scotia el tiempo que se demora uno en ingresar al sistema de salud es el tiempo que la máquina se demora en imprimir la tarjeta de salud, aproximadamente unos cinco minutos. A partir de ahí es sólo cuestión de escoger al médico de familia y programar las citas cuando uno lo necesite.

Las primeras veces que programaba mis citas, es cierto que la doctora se demoraba mucho en atenderme (hubo días en los que me demoraba hasta hora y media esperando) pero el tiempo de espera fue acortandose en la medida en que la doctora optimizaba su tiempo (tengo que decir que se demoraba bastante con cada paciente) y cambiaron a la secretaria por una más amable.

Durante los primeros 7 meses de mi embarazo todo estuvo bien. Mis controles siempre fueron a tiempo, con las revisiones de rigor y acertados consejos por parte de la doctora. Cuando ya me remitió donde la obstetra fue cuando nos dimos cuenta que tenía preeclamsia. Ese día, como les comentaba en el post anterior, yo tenía planeado un gran volumen de trabajo en la oficina pero apenas la obstetra chequeó mi presión arterial me dijo que me tenía que quedar hospitalizada.

Y de ahí mi única preocupación era quedarme en la cama descansando, procurando el bienestar para mi bebé porque de resto, la obstetra, las enfermeras y los médicos residentes hicieron todo por mí. Apenas me hospitalizaron, siguieron midiéndome la presión arterial cada hora o menos, luego medían la frecuencia cardiaca de mi bebé y también me hicieron un ultrasonido. La obstetra no quiso que ningún técnico hiciera el ultrasonido, por el contrario, ella misma se encargó de hacerlo y al terminar me dijo que aunque el bebé estaba bien en mi vientre, estaba muy bajo de peso para su edad gestacional, y eso era debido a la preeclamsia sumado a que soy una mamita bastante pequeñita. De ahí, llamé a mi esposo, llamé al trabajo e hice todos los arreglos pendientes para no tener preocupaciones y concentrarme en la llegada de mi bebé.

Dos días después de que me hospitalizaron, después de muchos exámenes de sangre, de mucho monitoreo en mi vientre, la obstetra me dijo que ya era hora de que mi bebé llegara al mundo. En ese momento sentí una mezcla rara de emoción y miedo, ya se lo pueden imaginar. Comencé a pensar en mi mamá y enseguida la llamé para que se preparara porque teníamos que adelantar el viaje. Los tiquetes estaban listos para el 17 de noviembre pero mi bebé no esperaría hasta esa fecha. Los tuve que cambiar para el 3 de noviembre y ese día viajó en compañía de mi suegra.

Mientras tanto, intentaron inducirme el parto pero durante las contracciones el bebé se notaba bastante estresado, de modo que, después de 8 horas de labor optaron por la cesárea. En ese punto yo estaba en una amplia sala de partos con todos los instrumentos necesarios para traer a mi hijo al mundo.

Más me demoré en firmar el consentimiento para la cesárea que el equipo de médicos en alistarse para la cesárea. Una hora después de firmar el consentimiento, mi esposo estaba listo para entrar en el quirófano conmigo, agarrando mi mano fuerte para aliviar así fuera emocionalmente mis escalofríos. La cesárea duró 20 minutos y luego escuché el llanto de mi bebé. El momento más dulce de mi vida llegó cuando la enfermera me trajo bien envueltito a mi pequeñito pedazo de corazón. Recuerdo su mirada fija en mí y su dulce carita como si fuera ayer.

Inmediatamente después del nacimiento se lo llevaron para NICU (La Unidad de Cuidados Intensivos para Neonatos) y lo instalaron en la incubadora. Su padre se fue con él para acompañarlo. Mientras tanto yo quedé al cuidado de la enfermera que me atendió como si fuera su propia hermana: me envolvía con cuidado para darme calor ya que los escalofríos me hacían tiritar, hablaba conmigo y me decía que todo iba a salir bien y que mi hijo era un encanto.

Mi bebé duró 3 semanas en el hospital. Yo duré una semana ya que mi presión arterial no quería bajarse y los médicos temían darme de alta y que ocurriera algún accidente en mi casa. Durante el tiempo que mi bebé estuvo en NICU no me pidieron ni un pañal desechable ni un tarrito de fórmula... Cuidaron a mi hijo con toda la dedicación y consideración que cualquier madre desearía para su hijo. Incluso nos prestaron alguna ropita para prematuros mientras estaba en el hospital ya que no teníamos nada que le quedara bueno en ese entonces. Cuando por fin nos entregaron al bebé para que viniera con nosotros a casa, el hospital nos dió fórmula y pañales suficientes para un día mientras nosotros comprábamos nuestras propias provisiones.

Yo pedí para mí una habitación privada para que mi mamá pudiera quedarse conmigo el tiempo que yo estaría en el hospital. Ese tipo de habitación tenía un costo adicional que yo estaba dispuesta a pagar... pero hasta hoy no me ha llegado la factura ni me han mandado a cobrar del hospital y eso que hace 3 meses salimos de ahí. También tuve internet gratis en mi laptop todo el tiempo.

A la segunda semana de hospitalización de mi bebé, el hospital me asignó una habitación privada especial en NICU. Allí mi esposo y yo nos pudimos quedar durante una semana más para aprender cómo manejar a nuestro bebé y enseñarle a comer sin necesidad del tubo nasogástrico. Tampoco nos cobraron por eso.

Podría seguir hablando horas y horas de lo satisfecha que estoy del sistema de salud de Nova Scotia pero ya este post está demasiado largo... de todas formas sólo quería compartir en términos generales lo bueno que me pareció todo y que en lo que a recién nacidos se trata -especialmente prematuros- no podríamos pedir un servicio mejor.

miércoles, 25 de enero de 2012

.: De vuelta al ruedo, alejada pero no perdida

Nuevamente pido disculpas por mi silencio durante tantos meses... pero entenderán que esto de ser mamá primeriza copa todo el tiempo en nuestras vidas. Estoy aprovechando que mi bebé acaba de dormirse para seguir escribiendo sobre nuestra nueva vida en Canadá agregando el hecho de que somos padres.

Desde la última vez que escribí les comentaba que estaba embarazada, trabajando y al mismo tiempo organizando, leyendo y tratando de prepararme para la maternidad. Fue duro, pero físicamente mi embarazo progresó tan bien que pude ir dos veces a Colombia a visitar a mi familia y arreglar el tema de las visas para que mi mamá y mi suegra pudieran venir a acompañarnos en el gran acontecimiento.

Todo estuvo perfecto hasta el 31 de octubre (Qué Halloween!) que fui a chequeo con la Obstetra que me habían asignado. Era mi primer chequeo con ella y ese día me dirigí normalmente al IWK (Digamos el hospital "materno-infantil" de acá), contando con que después de la cita médica tenía que hacer un reporte para un cliente en la oficina. Pero todo cambió cuando la obstetra me encontró la presión alta y proteína en la orina, lo que quería decir que tenía preeclampsia. Tuve que hacer acopio de fuerzas al escuchar cuando me dijo: "Llama a tu empleador porque no vas a volver a trabajar, es más, habla también con tu esposo para que te traiga tus objetos personales porque no vas a salir del hospital... y es posible que tengas a tu hijo en esta semana". Yo tenía 34 semanas de embarazo.

En seguida me programaron una ecografía, exámenes de sangre y orina para monitorear mi estado de salud y el bienestar de mi bebé. Durante dos días enteros tuve que arreglar mil trámites y dejar listas mil cosas: reportar a la empresa la novedad, cambiar los tiquetes de mi mamá y mi suegra para adelantarles el viaje, reportar en Colombia que no iba a escribir más libretos por una buena temporada y hasta programar el pago de los servicios públicos y las tarjetas de crédito para que ningún deadline se me cumpliera.

Dos días después, el 2 de noviembre del 2011 el mejor regalo del mundo llegó a mi vida: mi hijo David José.