domingo, 5 de febrero de 2012

.: Mi experiencia con el sistema de salud en Nova Scotia

Sin duda una de las cosas que más nos atraen a la hora de tomar la decisión de emigrar a un país desarrollado son los beneficios de un sistema de salud mucho más organizado que en nuestros países. Al llegar a Canadá, a muchos los toma por sorpresa que el sistema no es del todo perfecto y tiene sus falencias. Incluso los propios canadienses se quejan de ello. Yo sólo he vivido en la provincia de Nova Scotia desde que llegué y no puedo hacer comparaciones (dado que cada provincia es la que administra/organiza su propio sistema de salud) pero sí puedo hablar de mi experiencia aquí, tomando como tema central mi embarazo.

Aquí en Nova Scotia el tiempo que se demora uno en ingresar al sistema de salud es el tiempo que la máquina se demora en imprimir la tarjeta de salud, aproximadamente unos cinco minutos. A partir de ahí es sólo cuestión de escoger al médico de familia y programar las citas cuando uno lo necesite.

Las primeras veces que programaba mis citas, es cierto que la doctora se demoraba mucho en atenderme (hubo días en los que me demoraba hasta hora y media esperando) pero el tiempo de espera fue acortandose en la medida en que la doctora optimizaba su tiempo (tengo que decir que se demoraba bastante con cada paciente) y cambiaron a la secretaria por una más amable.

Durante los primeros 7 meses de mi embarazo todo estuvo bien. Mis controles siempre fueron a tiempo, con las revisiones de rigor y acertados consejos por parte de la doctora. Cuando ya me remitió donde la obstetra fue cuando nos dimos cuenta que tenía preeclamsia. Ese día, como les comentaba en el post anterior, yo tenía planeado un gran volumen de trabajo en la oficina pero apenas la obstetra chequeó mi presión arterial me dijo que me tenía que quedar hospitalizada.

Y de ahí mi única preocupación era quedarme en la cama descansando, procurando el bienestar para mi bebé porque de resto, la obstetra, las enfermeras y los médicos residentes hicieron todo por mí. Apenas me hospitalizaron, siguieron midiéndome la presión arterial cada hora o menos, luego medían la frecuencia cardiaca de mi bebé y también me hicieron un ultrasonido. La obstetra no quiso que ningún técnico hiciera el ultrasonido, por el contrario, ella misma se encargó de hacerlo y al terminar me dijo que aunque el bebé estaba bien en mi vientre, estaba muy bajo de peso para su edad gestacional, y eso era debido a la preeclamsia sumado a que soy una mamita bastante pequeñita. De ahí, llamé a mi esposo, llamé al trabajo e hice todos los arreglos pendientes para no tener preocupaciones y concentrarme en la llegada de mi bebé.

Dos días después de que me hospitalizaron, después de muchos exámenes de sangre, de mucho monitoreo en mi vientre, la obstetra me dijo que ya era hora de que mi bebé llegara al mundo. En ese momento sentí una mezcla rara de emoción y miedo, ya se lo pueden imaginar. Comencé a pensar en mi mamá y enseguida la llamé para que se preparara porque teníamos que adelantar el viaje. Los tiquetes estaban listos para el 17 de noviembre pero mi bebé no esperaría hasta esa fecha. Los tuve que cambiar para el 3 de noviembre y ese día viajó en compañía de mi suegra.

Mientras tanto, intentaron inducirme el parto pero durante las contracciones el bebé se notaba bastante estresado, de modo que, después de 8 horas de labor optaron por la cesárea. En ese punto yo estaba en una amplia sala de partos con todos los instrumentos necesarios para traer a mi hijo al mundo.

Más me demoré en firmar el consentimiento para la cesárea que el equipo de médicos en alistarse para la cesárea. Una hora después de firmar el consentimiento, mi esposo estaba listo para entrar en el quirófano conmigo, agarrando mi mano fuerte para aliviar así fuera emocionalmente mis escalofríos. La cesárea duró 20 minutos y luego escuché el llanto de mi bebé. El momento más dulce de mi vida llegó cuando la enfermera me trajo bien envueltito a mi pequeñito pedazo de corazón. Recuerdo su mirada fija en mí y su dulce carita como si fuera ayer.

Inmediatamente después del nacimiento se lo llevaron para NICU (La Unidad de Cuidados Intensivos para Neonatos) y lo instalaron en la incubadora. Su padre se fue con él para acompañarlo. Mientras tanto yo quedé al cuidado de la enfermera que me atendió como si fuera su propia hermana: me envolvía con cuidado para darme calor ya que los escalofríos me hacían tiritar, hablaba conmigo y me decía que todo iba a salir bien y que mi hijo era un encanto.

Mi bebé duró 3 semanas en el hospital. Yo duré una semana ya que mi presión arterial no quería bajarse y los médicos temían darme de alta y que ocurriera algún accidente en mi casa. Durante el tiempo que mi bebé estuvo en NICU no me pidieron ni un pañal desechable ni un tarrito de fórmula... Cuidaron a mi hijo con toda la dedicación y consideración que cualquier madre desearía para su hijo. Incluso nos prestaron alguna ropita para prematuros mientras estaba en el hospital ya que no teníamos nada que le quedara bueno en ese entonces. Cuando por fin nos entregaron al bebé para que viniera con nosotros a casa, el hospital nos dió fórmula y pañales suficientes para un día mientras nosotros comprábamos nuestras propias provisiones.

Yo pedí para mí una habitación privada para que mi mamá pudiera quedarse conmigo el tiempo que yo estaría en el hospital. Ese tipo de habitación tenía un costo adicional que yo estaba dispuesta a pagar... pero hasta hoy no me ha llegado la factura ni me han mandado a cobrar del hospital y eso que hace 3 meses salimos de ahí. También tuve internet gratis en mi laptop todo el tiempo.

A la segunda semana de hospitalización de mi bebé, el hospital me asignó una habitación privada especial en NICU. Allí mi esposo y yo nos pudimos quedar durante una semana más para aprender cómo manejar a nuestro bebé y enseñarle a comer sin necesidad del tubo nasogástrico. Tampoco nos cobraron por eso.

Podría seguir hablando horas y horas de lo satisfecha que estoy del sistema de salud de Nova Scotia pero ya este post está demasiado largo... de todas formas sólo quería compartir en términos generales lo bueno que me pareció todo y que en lo que a recién nacidos se trata -especialmente prematuros- no podríamos pedir un servicio mejor.

8 comentarios:

  1. Me encantá que contaras tu historia con bastantes detalles, no tengo bebes pero en un futuro estando en Canadá espero tenerlos y no sabes lo que tranquiliza saber que puedo contar con un buen servicio :)

    ResponderEliminar
  2. Excelente, a nosotros tan bien nos fue muy bien con el parto por aqui por Quebec. La verdad que la atencion de las enfermeras es genial. Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Qué bonita historia, hasta me ha hecho llorar (soy mamá reciente jejeje). Muchas felicidades!

    ResponderEliminar
  4. Felicidades y que gusto saber que aunque tenga baches el sistema de salud, con respecto a la llegada de bebes hay un buen servicio.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias, y sí en realidad son experiencias buenas que vale la pena compartirlas

    ResponderEliminar
  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  7. Felicitaciones!!! Que gusto saber que recibieron una muy buena atención, gracias por compartir tu experiencia, Bendiciones para ustedes! un saludo.

    ResponderEliminar
  8. Hola!
    Permíteme presentarme soy Kelucia administradora de un directorio de blogs, visité tu portal y está interesante, tienes temas muy buenos. Me encantaría poner un link de tu web en mis sitios y así mis visitas puedan visitarlo también. Si estás de acuerdo no dudes en escribirme
    Keluciaquintana@gmail.com
    Éxitos con tu blog.
    Saludos

    Kelucia

    ResponderEliminar