viernes, 5 de noviembre de 2010

.: Hay que tener mucho cuidado, que nadie juegue con tus sueños de inmigrar

El otro día una de las visitantes del blog me dejó una pregunta en el box de comentarios que me dejó pensando: "Hay en Canadá alguna entidad que provea trabajo para aplicar a una visa de inmigrante?". La verdad dudé mucho en responder ya que nunca he sabido de una agencia específica que haga esto, y no creo que la encuentre ya que, según lo que he leído... si tienes un empleador que te sirva de sponsor, es porque tú mismo te conseguiste el contacto, hiciste la vuelta de aplicar para dicho trabajo, el empleador no encontró a nadie más en el país o en la región que haga lo que tú sabes hacer y por eso quiere traerte a Canadá. Hasta este momento no he conocido al primer inmigrante que haya llegado bajo este programa pero supongo que si existe es porque es posible.

Pero volviendo a la Entidad que provea trabajo para aplicar a una visa de inmigrante. Yo admito que soy muy desconfiada y si yo estuviera aún en Colombia esperando la oportunidad de inmigrar y alguien llegara y me hablara de que conoce este tipo de agencias y puede ayudarme a aplicar por ese lado, yo lo pensaría dos veces porque de eso tan bueno no dan tanto... y me hace acordar dos anécdotas sobre "malas consejerías" de inmigración:

Esta primera me la contaron, no me consta pero sé que viene de muy buena fuente: En una de las ciudades de mi querido país (que en una época se caracterizó por exportar muchos inmigrantes en calidad de refugiados) una señora empezó a hablarle a la gente de sus contactos en la Embajada Canadiense y el programa de refugiados. Incluso repartía manuales, documentación y todo tipo de lecturas concernientes al tema. Incluso organizaba talleres y conferencias para que las personas conocieran Canadá y se entusiasmaran con vivir acá. Llegó al extremo de armarle viaje a un grupo grande de personas a Bogotá para que fueran a sacar el pasaporte, y armar viaje significa que contrató un bus para que los llevara y los trajera, dijo que el gobierno Canadiense era quien pagaba el bus para que fueran a Bogotá a hacer las vueltas. Ella era muy generosa con la información, entregaba todo lo que podía, escuchaba los problemas de la gente y sus angustias, alentaba sus sueños de un futuro mejor en un país civilizado, todo lo hacía generosamente a cambio de la módica suma de Un millón quinientos mil... pesos colombianos que en dólares serían unos $750 más o menos... y lo pongo en negrillas porque en Colombia, para la clase media y baja que somos más de la mitad de la población, eso es mucha plata.  Las personas llegaron felices con sus pasaportes a dicha ciudad de origen y fueron a buscar a la señora para seguir el proceso... cuando llegaron a la casa timbraron varias veces y un vecino se asomó: "No gasten más timbre, anoche la señora recogió sus cositas en un camión y se las llevó." Nadie volvió a saber nada más de la señora y mucho menos de su plata.

La segunda historia, esa sí me consta... pero no se trataba de inmigrar a Canadá sino a Italia. Hace cuatro años empecé con mi esposo (que en esa época era mi novio) un curso de italiano en un instituto en Bogotá. Nosotros íbamos juiciosamente todas las noches y nos sorprendía ver la cantidad de personas que estaban interesadas en aprender el italiano. Todas ellas estaban con un sólo profesor en un salón mientras mi esposo, una amiga mía y yo tomábamos clase aparte en otro salón. En los recesos alcanzamos a conocer al profesor quien estaba muy entusiasmado con el grupo enorme de gente que se había inscrito ese semestre, era una buena oportunidad para él ya que se le incrementaba el salario, realmente se les estaba dedicando de lleno a su aprendizaje. Nos contó que todos querían ir a Italia. A la tercera semana de haber comenzado el curso nos volvimos a sorprender: Nadie más llegó. Ese gran grupo de gente no volvió a aparecer y los únicos que quedábamos aprendiendo italiano éramos mi esposo, mi amiga y yo. Le preguntamos a la profesora y esto fue lo que nos dijo:

Profesora:  "Pobre Tulio (el profesor) estaba tan entusiasmado... pero el curso tuvo que ser cancelado, al parecer era una farsa"

Yo: Cómo así profesora?

Profesora: Alguien los entusiasmó con el cuento que una cadena de hoteles necesitaba gente para trabajar en Italia, como allá no hay tanta gente para llenar las vacantes, querían contratar inmigrantes y patrocinarles la visa de trabajo y todo su traslado. Les sacó plata, los hizo inscribir en el curso de italiano y cuando menos pensaron se les voló.

Es triste ver cómo la gente se aprovecha de alguien y les roba su dinero, pero lo que me parece más triste es que se aprovechen de sus sueños y se burlen de ellos. Por eso pilas, pilas con lo que la gente trata de venderles, siempre guarden un poquito de suspicacia y evalúen muy bien antes de "invertir" su dinero y sus sueños.

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